18 de diciembre de 2010 ¡Sabado de Hat Trick ¡

Da igual que estés subiendo por el tortuoso hueco de las hoces, o acercándote por la pradera del Yelmo, o bajando desde los Caballeros, cuando tienes en frente este monumento-homenaje a la madre naturaleza, este pedazo de muestrario de 70 metros de alto guardián de los mejores secretos del enfriamiento del magma hace unos cuantos miles de años, esta puesta en escena de una cantidad interminable de metros cuadrados de granito ocre luminoso en las cuartas quintas partes de la izquierda de la pared, y a la derecha de diecinueve – tal vez más - inmensas franjas de colores inquietantes pintadas por Dios y el mismísimo Diablo …. ¡Te paras ¡

Te paras porque no hay otra. Y si además vas a lo que íbamos el Príncipe, el Gran Maestre y yo; respiras hondo cuatro veces y empiezas a sentir, entre broma y broma, los efectos de la motivación, la producción de adrenalina y la excitación del cortex, o dicho de otra forma: la presión del encalome. Y estábamos así porque del inmenso y casi inagotable menú pedricero, habíamos elegido la vía que asomaba en frente, esta creación de los años 90 que le hubiera gustado al maestro Ferrán Adriá y hasta hoy solo catada, según el código de los iniciados, por nuestro venerable amigo Juan Guerra, ante quien y por un momento nos quitamos el casco.

Todo estaba listo para el gran baile de los números: 5 horas de risas, 9 pegues entre los 3 y la certeza expresada que sólo podían valer 1 ó 3 encadenes. El mediocre “1”, pues dejaría a los otros 2 “sin encadenar” y la posibilidad de volver juntos al día siguiente o cuando fuese. El fatídico “2”, que privaría a 1 de los 3 miembros de disfrutar plenamente de la merecida sacro-santa cerveza de la tarde. Y el maravilloso “3” que nos daría a los 3 la oportunidad inmejorable de poder rehacer el mundo, reinventar la escalada o permitirnos el lujo de comentar con una seguridad y certeza pasmosa cualquier evento ocurrido a lo largo de los últimos 500 años; eso si con una birra en la mano. Y así fue.

… a las 8 de la tarde las primeras gotas de lluvia empezaron a borrar nuestras huellas dactilares de la “Tronchamoñigos”, devolviendo al Pan de Kilo su legendaria tranquilidad… Monseñor

PD.: 3 "+ 1" fotos.

El “+1” va por ti ¡inconmensurable Rana!, que subiste al día siguiente con Edu, sentiste sensaciones parecidas, encalomaste al primer pegue y por si fuera poco enchufaste a vista el 2º largo. Estás empujando la Orden hacia el siguiente nivel. Por un momento, y por un momento solo, te damos la enhorabuena.